Desde lo alto del monte Gellert
Desde lo alto del mote Gellert se pueden disfrutar de estas magnificas vistas
Desde lo alto del monte Gellert
Desde lo alto del mote Gellert se pueden disfrutar de estas magnificas vistas
Viajar leyendo, también es posible…
Quizás muchos sabréis a que historia pertenece esta imagen, dónde un león una bruja y un armario, pueden dar mucho de sí… Fue en esta pequeña ciudad donde Lewis escribió gran parte del mágico mundo de Narnia y de la cuál sacó algunos de los personajes para contarnos las aventuras de los hermanos
Quizás antes, cuando me hablaban de Escocia, no se me venía a la mente lo mismo que ahora. Tendemos a relacionar las cosas con los que nos cuentan o imaginamos, con lo que nos dicen que pasó y muchas veces no somos capaces de indagar más allá, de ir y de descubrirlas por nosotros mismos, para tal vez, quien sabe, puede que en ese descubrimiento, obtengamos muchas más cosas de las que creemos y haya alguien olvidado que creemos conocer… Son muchos los personajes c¡que conocemos que se nacieron en Edimburgh y que seguramente no tengamos ni idea de ello….que me decis de el autor de Sherlock Holmes o Peter Pan… o el mismísimo Harry Potter, las historias de los tres personajes, transcurren en Londres, pero fueron en estas tierras, no solo nacieron sus autores, sino también donde están inspirados sus personajes
Free tours empresa sandermans
Siete colinas como Roma o Lisboa
El castillo en el punt mas alto, bca de un bolv¡can y la Royal Mile es una lengua glacial
Old town y New Town
Royal mIle casa bajitas y por el otro lado d e la colina crecen los pisos hacia abajo
Cultuta celta, por eso los cementerios en las codades…
Toulouse nos sorprendió, porque cualquier destino por pequeño que sea, si sabes sacarle la magia que lleva dentro sorprende. Todo empezó con una conversación de las nuestras, hablando de nuestras pequeñas locuras y demencias: “necesito irme de aquí y olvidar..” y tú como siempre con tu magnifica disposición, dijiste: “no te preocupes, coge tres días libres en el trabajo y nos vamos”. Pudimos elegir muchos otros destinos, pero ese nos tenia guardado una sorpresa. Muchos diréis que al ser una ciudad chiquitina al sur de Francia no tiene mucho que ver o que conocer, bueno pues os equivocáis. Sorprende, o al menos a nosotras nos sorprendió y en apenas un fin de semana no nos dió tiempo a todo lo que quisimos ver, pero sí a admirar y sacar partido de ella.
Aterrizamos un sábado por la mañana, con un tiempo un poco gris. Desde el aeropuerto hay transporte al centro, hay un tranvía que para justo en la puerta y un bus que te llevan al centro y además conectan con algunas de las estaciones de metro principales. Lo mejor para alojarse tanto en Toulouse como en cualquier ciudad europea si vais un finde es un hostel, salen muy bien de precio y no son tan horribles como los pintan, aquí, podéis encontrar toda la información necesaria para vuestro alojamiento, http://www.hostelworld.com/. Nosotras estuvimos en el hotel Ambassador en la Rue de Bayard, a apenas 15 minutos del centro de la ciudad y la verdad que la estancia fue magnifica.
El primer día como cogimos el primer vuelo que salía por la mañana temprano, llegamos súper pronto, tiramos las maletas en el hotel, nos dieron la habitación enseguida y nos fuimos a patear la ciudad. Nuestro recorrido empezó en el Capitolio, que es el centro neurálgico de la ciudad. Muy rara vez está como en la foto principal de esta entrada, puesto que la plaza es muy concurrida y muchas veces se celebran diferentes eventos y exposiciones. Alrededor del mismo se encuentran unos soportales, concurridos por los cafes y restaurantes más típicos de la ciudad, siempre llenos de gente y con mucho ambiente. El Capitolio de Toulouse es la sede del Ayuntamiento de la ciudad y el inicio de su construcción data del s. XII. Detrás del Ayuntamiento podéis encontrar la Oficina de Turismo de la ciudad. Justo de esa misma plaza sale un trenecito que hace un pequeño recorrido por todo el centro de la ciudad. Es una forma rápida de conocer la ciudad y de saber que sitios puedes visitar. Touluse, a pesar de ser una ciudad no demasiado grande, tiene una vida muy animada, pues es una ciudad con una gran tradición universitaria, de hecho, su universidad (del s. XIII) es la segunda mas antigua de Francia. Su centro histórico se caracteriza por sus calles estrechas, sus edificios de ladrillo (de ahí, el nombre de “ciudad rosa”), y sus torres medievales que se alzan sobre los demás edificios de la ciudad.
Como dijimos anteriormente, a Touluse la llaman la ciudad rosa por el color de sus edificios de ladrillo, pero es cierto que el color es mas rojizo que rosa, pero su nombre se debe porque cuando a los edificios le da la luz del sol, sobretodo del atardecer, muestran un leve color rosado. Sea del color que sea, sí que es cierto que en Toulouse hay muchos edificios de ladrillo, que le dan un toque diferente y único a la ciudad.
El Convento de los Jacobinos y la Catedral de Saint Etienne
Para los amantes del arte y de la arquitectura tanto el Convento de los Jacobinos como la catedral de Toulouse son sin duda un ejemplo del gótico europeo único.
El segundo día por la mañana tempranos fuimos a ver El Jardín Japonés, un paradisíaco y exótico espacio inmerso dentro de la ciudad. El lugar perfecto para escapar del ajetreo y tomarse un descanso; sin duda es uno de los rincones más apacibles y relajantes de la ciudad. Todo esta cuidado al detalle tal y como prescribe la tradición japonesa. Cuando te adentras en su entorno casi parece como si te trasportaras a Japón, con su naturaleza, sus puentes, sus cascadas y espacios para la reflexión. Incluso podemos encontrar ¡una casa del té! Es un lugar magnifico, a nosotras nos encanto pasar allí parte del día.
Este viaje marco algo en nosotras, la mañana que fuimos a visitar el jardín japonés, estuvimos buscando cosas sobre la cultura japonesa, y entre uno de sus proverbios nos llamó la atención uno muy concreto y especial:
Nankurunaisa. ” Con el tiempo se arregla todo”
Una de kas mejores cosas que se puede hacer al atardecer en Toulouse, aparte de pasear por los canales que hay, es ver a tardecer en el paseo, orillas del rio Garona. Es un lugar mágico justo al otro lado del centro de la ciudad, donde puedes contemplar el atardecer y como la ciudad rosa, va haciendo mención a su nombre mientras los últimos rayos de luz se van reflejando en sus edificios de ladrillo.
Tan sólo fueron tres días los que pudimos disfrutar de esta maravillosa ciudad del sudeste de Francia, pero tres días únicos, llenos de recuerdos y de nuevas experiencias viajeras. Hemos de decir que como en todos los buenos viajes, siempre curren incovenientes y en este perdimos muchas de las fotos originales, pero bueno, ¡una excusa más para volver y para poder seguir disfrutando de la bella France!
Retomando el camino por Damrak hacia la plaza Dam nos encontramos con numerosas tiendas de recuerdos, restaurantes de comida rápida y todo tipo de agencias dónde contratar excursiones. La Plaza Dam es uno de los puntos más importantes y más emblemáticos de la ciudad. En torno a ella se encontraba el canal principal de la ciudad, el Amstel (s.XIII), a partir del cuál, Amsterdam empezó a crecer como ciudad. Es una plaza muy bonita, donde se encuentra el Palacio Real y el “monumento”.
El Palacio Real es uno de los tres palacios que utiliza la realeza holandesa, aunque no es el oficial, está abierto al público y se pueden admirar sus suelos de mármol, sus magnificas pinturas, esculturas y candelabros gigantescos… Situado en la parte oeste de la Plaza Dam, es un palacio de estilo clasicista, construido en la Edad de Oro Holandesa a finales del s.XVIII.
Justo enfrente del Palacio se encuentra el Monumento Nacional, un obelisco de casi 22 metros de altura que conmemora a los soldados holandeses caídos en la II Guerra Mundial. Una de las calles aledañas a la plaza Dam es Rokin street, que conduce directamente al centro histórico de la ciudad. Aparte de los museos, nosotros cogimos esa calle para pasear y en busca de los coffeshops.
Siempre había oído que los coffeshops únicamente estaban en el barrio rojo, pero no es así, hay por toda la ciudad, están impuestos ahí como los bares en España. Quisimos probar la experiencia y tan solo entramos a uno (deberíamos haber entrado a más, por una vez en la vida jajaja). Recomendable HAPPY FELINGS en Kerkstraat, aledaña a Roklin. Depende de los gustos de cada uno, pero lo más raro que te puedes tomar aquí es un café 😉
Bajando por Rokin street, ya casi al final, nos encontramos con el mercado de las flores o Bloemenmarkt. Está situado a orillas del Single y los puestos son barcas que están atracadas a orillas del mismo. Es bonito y original, ideal para dar un agradable paseo y disfrutar del colorido ambiente que desprende.
Todos los museos de Amsterdam se concentran en la parte antigua de la ciudad. El más importante es el Rijksmuseum, ideal para quien le guste el arte pues acoge obras significativas de casi todos los grandes maestros holandeses de los siglos XV al XVII. Además de ello, está dedicado a la artesanía y la historia. Posee la más famosa colección de pinturas del Siglo de Oro Holandés así como una rica colección de arte asiático y egipcio.
Justo enfrente de este museo es dónde se encuentran las famosas Letras de Amsterdam, siempre abarrotadas de turistas y de estudiantes. Si vas pensando en hacerte una foto tú solo, sin compañía de nadie, con las letras, ¡olvídate! Nosotros fuimos pronto por la mañana pensando que no habría mucha gente, y pensamos mal.. ¡no cabía un aguja!
Tampoco nos quisimos ir sin disfrutar del maravilloso y significativo Museo de Van Gogh, sin duda uno de mis pintores favoritos y un artista muy representativo y significativo, ya no solo de la ciudad sino del país.
También visitamos la casa de Ana Frank, la famosa niña judía que se escondió en Amsterdam durante la II Guerra Mundial. Es impresionante ver y conocer como tuvieron que vivir y por lo que tuvieron que pasar durante esa época, con lo poco que vivían -y lo “felices” que eran a pesar de todo-. Las entradas las podéis coger por Internet o en la taquilla del museo. Es sin duda, una visita que merece la pena.
He querido dejar para el final el barrio rojo, no porque fuera menos importante, para nada, pues sin duda fue una de las cosas que más nos gustó de Amsterdam. Si podéis, ir cuando este anocheciendo, así podréis disfrutar del espectáculo de luces que desprenden sus diferentes locales. Es una visita imprescindible para cualquiera. Además, no te puedes perder el placer de deleitar de sus exquisitos creppes y goffres de chocolate.
Estoy segura de que hay muchas cosas que se me olvidan y no digo, muchos sitios que visitar, calles por las que pasear y perderte, porque Amsterdam es para eso, es una ciudad para ir y perderse, no hace falta ir con un itinerario fijo sobre lo que hay que ver y hacer en cada momento, es mejor que te sorprenda, como nos sorprendió a nosotros, dejarse cautivar y atrapar, por la que dicen que es la Venecia del Norte, ir descubriendo cada rincón lleno de historia, ir viendo que no es una ciudad como las que quizás estemos acostumbrados a ver y a visitar.
Aquí no se llevan los edificios altos de oficinas, no existe el perturbador ruido del trafico y el trajín de la gente corriendo de un lado a otro. Lo más molesto que puedes escuchar es el timbre de las bicicletas, que es el medio de transporte por excelencia de la ciudad -¡y tener cuidado de no ser atropellado por una de ellas!-.
Si vas a Amsterdam te tienes que perder por sus calles y caminar, coger de vez en cuando un tranvía y que te deje en cualquier lugar e ir admirando sus pintorescas casas, los canales, las casas flotantes que son sin duda impresionantes (debe de ser toda una aventura vivir en un barco en una ciudad).
Amsterdam es una ciudad de cuento, uno de los viajes que he hecho que más me ha gustado. Si te dejas, te transporta y te lleva a su terreno. La buena compañía con la que pude disfrutar el viaje, sin duda fue un punto fuerte para que me gustará más aún. Dicen que uno no vuelve igual de un viaje, que los viajes te cambian, no sé si para bien o para mal, pero desde luego que Amsterdam nos cambió, por lo menos el pensamiento y la forma de ver las cosas y la vida en general. Es una sociedad muy cultural y con la mente muy abierta, de la que muchos países del mundo deberíamos aprender.
Después de este viaje sólo sé, que no se cuándo pero a Amsterdam volveré, es para repetir. Cada vez tengo mas ganas de viajar, de comerme el mundo y de ganarme realmente el titulo de nómada, porque viajar da vida.
No encuentro una mejor forma de empezar el año que viajando… y más si es sin planes y a lo loco. Me dieron vacaciones en el trabajo con muy poquito tiempo de antelación y como sin duda uno de los propósitos que tenía para este año era viajar y viajar, pues no me lo pensé dos veces. Amsterdam era un destino que tenía pendiente, al cual tenía muchas ganas de ir y de descubrir. Se lo comenté a un amigo que iba a ir y que si quería acompañarme y como a él también le gusta viajar pues sin pensárselo accedió.
Nos cogimos el hotel a las afueras de la ciudad, muy recomendable, ya que Amsterdam cuenta con una red de transportes muy buena y todo esta muy cerca y conectado. Lo mejor si vais un par de días a Amsterdam es que os cojáis la tarjeta de transportes; las hay de un, dos y tres días y puedes viajar de forma ilimitada por toda la ciudad, sin necesidad de estar pagando cada vez que lo utilices. Eso sí, si vuestro hotel está en el centro, no os recomendaría que la cojáis, mejor ir andando a los sitios y disfrutar del paseo porque es una ciudad para eso, nosotros la cogimos porque estábamos a minutos del centro y también porque queríamos ir a visitar pueblos de alrededor (nos costo 33€ a cada uno, incluía tres días de transporte ilimitado y transporte para ir a pueblos cercanos).
Nosotros partíamos siempre de Amsterdam Central e íbamos caminando a los diferentes lugares. El edificio de la estación central de Amsterdam es uno de los más bonitos que he podido ver. Construido a finales del S.XIX con un estilo neorenacentista. De esta estación salen los trenes que unen toda Europa con la ciudad. Junto a ella se encuentra la estación de autobuses, que de la que salen todos los buses que conectan con los pueblos cercanos . Y es el final (o el principio, según como se mire) de todas las lineas de tranvía.
Saliendo de la estación central por Damrak, una de las calles principales de la ciudad, correspondía con la desembocadura del rio Amstel. En ella se encuentran aún los antiguos muelles de los barcos que zarpaban y que llegaban a Amsterdam. Las casas con glabetes que lo bordean son una de las estampas mas bonitas de la ciudad. En estos muelles podemos encontrar varias compañías de cruceros que hacen recorridos por los diferentes canales y por rinconcitos a los que no puedes llegar a pie. Es muy recomendable, sobretodo, si lo realizas el primer día, así, cuando vayas recorriendo la ciudad, eres consciente de lo que ves.
Desde aquí también -si sois amantes del arte- podéis visitar la iglesia de San Nicolas (St Nicolaasker). Visibles desde cualquier parte de la calle son sus torres neorenancentistas y su magnifica cúpula.
Continuará..
Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información
Los ajustes de cookies de esta web están configurados para «permitir cookies» y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar» estarás dando tu consentimiento a esto.