

Toulouse nos sorprendió, porque cualquier destino por pequeño que sea, si sabes sacarle la magia que lleva dentro sorprende. Todo empezó con una conversación de las nuestras, hablando de nuestras pequeñas locuras y demencias: “necesito irme de aquí y olvidar..” y tú como siempre con tu magnifica disposición, dijiste: “no te preocupes, coge tres días libres en el trabajo y nos vamos”. Pudimos elegir muchos otros destinos, pero ese nos tenia guardado una sorpresa. Muchos diréis que al ser una ciudad chiquitina al sur de Francia no tiene mucho que ver o que conocer, bueno pues os equivocáis. Sorprende, o al menos a nosotras nos sorprendió y en apenas un fin de semana no nos dió tiempo a todo lo que quisimos ver, pero sí a admirar y sacar partido de ella.
Aterrizamos un sábado por la mañana, con un tiempo un poco gris. Desde el aeropuerto hay transporte al centro, hay un tranvía que para justo en la puerta y un bus que te llevan al centro y además conectan con algunas de las estaciones de metro principales. Lo mejor para alojarse tanto en Toulouse como en cualquier ciudad europea si vais un finde es un hostel, salen muy bien de precio y no son tan horribles como los pintan, aquí, podéis encontrar toda la información necesaria para vuestro alojamiento, http://www.hostelworld.com/. Nosotras estuvimos en el hotel Ambassador en la Rue de Bayard, a apenas 15 minutos del centro de la ciudad y la verdad que la estancia fue magnifica.
El primer día como cogimos el primer vuelo que salía por la mañana temprano, llegamos súper pronto, tiramos las maletas en el hotel, nos dieron la habitación enseguida y nos fuimos a patear la ciudad. Nuestro recorrido empezó en el Capitolio, que es el centro neurálgico de la ciudad. Muy rara vez está como en la foto principal de esta entrada, puesto que la plaza es muy concurrida y muchas veces se celebran diferentes eventos y exposiciones. Alrededor del mismo se encuentran unos soportales, concurridos por los cafes y restaurantes más típicos de la ciudad, siempre llenos de gente y con mucho ambiente. El Capitolio de Toulouse es la sede del Ayuntamiento de la ciudad y el inicio de su construcción data del s. XII. Detrás del Ayuntamiento podéis encontrar la Oficina de Turismo de la ciudad. Justo de esa misma plaza sale un trenecito que hace un pequeño recorrido por todo el centro de la ciudad. Es una forma rápida de conocer la ciudad y de saber que sitios puedes visitar. Touluse, a pesar de ser una ciudad no demasiado grande, tiene una vida muy animada, pues es una ciudad con una gran tradición universitaria, de hecho, su universidad (del s. XIII) es la segunda mas antigua de Francia. Su centro histórico se caracteriza por sus calles estrechas, sus edificios de ladrillo (de ahí, el nombre de “ciudad rosa”), y sus torres medievales que se alzan sobre los demás edificios de la ciudad.
Como dijimos anteriormente, a Touluse la llaman la ciudad rosa por el color de sus edificios de ladrillo, pero es cierto que el color es mas rojizo que rosa, pero su nombre se debe porque cuando a los edificios le da la luz del sol, sobretodo del atardecer, muestran un leve color rosado. Sea del color que sea, sí que es cierto que en Toulouse hay muchos edificios de ladrillo, que le dan un toque diferente y único a la ciudad.
El Convento de los Jacobinos y la Catedral de Saint Etienne
Para los amantes del arte y de la arquitectura tanto el Convento de los Jacobinos como la catedral de Toulouse son sin duda un ejemplo del gótico europeo único.
El segundo día por la mañana tempranos fuimos a ver El Jardín Japonés, un paradisíaco y exótico espacio inmerso dentro de la ciudad. El lugar perfecto para escapar del ajetreo y tomarse un descanso; sin duda es uno de los rincones más apacibles y relajantes de la ciudad. Todo esta cuidado al detalle tal y como prescribe la tradición japonesa. Cuando te adentras en su entorno casi parece como si te trasportaras a Japón, con su naturaleza, sus puentes, sus cascadas y espacios para la reflexión. Incluso podemos encontrar ¡una casa del té! Es un lugar magnifico, a nosotras nos encanto pasar allí parte del día.
Este viaje marco algo en nosotras, la mañana que fuimos a visitar el jardín japonés, estuvimos buscando cosas sobre la cultura japonesa, y entre uno de sus proverbios nos llamó la atención uno muy concreto y especial:
Nankurunaisa. ” Con el tiempo se arregla todo”
Una de kas mejores cosas que se puede hacer al atardecer en Toulouse, aparte de pasear por los canales que hay, es ver a tardecer en el paseo, orillas del rio Garona. Es un lugar mágico justo al otro lado del centro de la ciudad, donde puedes contemplar el atardecer y como la ciudad rosa, va haciendo mención a su nombre mientras los últimos rayos de luz se van reflejando en sus edificios de ladrillo.
Tan sólo fueron tres días los que pudimos disfrutar de esta maravillosa ciudad del sudeste de Francia, pero tres días únicos, llenos de recuerdos y de nuevas experiencias viajeras. Hemos de decir que como en todos los buenos viajes, siempre curren incovenientes y en este perdimos muchas de las fotos originales, pero bueno, ¡una excusa más para volver y para poder seguir disfrutando de la bella France!